viernes, marzo 19, 2010

pacífico

era una playa del pacífico y eran las cuatro de la tarde.
se notaba lo apretadas que estaban las nubes, cargadas de lluvia.
estaban sentados. el nombre correcto del lugar no tiene relevancia pero hacía un juego con las palabras lonchería, licuados y cervezas.
era más bien como una palapa.
había un congelador horizontal de nacarado blanco donde igual guardaban peces congelados que cerveza.
¿hay viento?
desde el punto donde estan ellos sentados no se puede percibir, pero sí que lo hay dado el sonido que las palmeras hacen al frotar sus palmas.
¿de qué color son los ojos de los dos?
oscuros, pero en realidad no se logra apreciar, la palapa es un poco oscura y la apretada nube bloquea el sol.
él estaba vestido con una camisa azul muy claro, con mangas largas recogidas hasta los codos y un pantalón de lona recortado hasta las rodillas.
ella sólo un vestido de manta blanca.
no trae nada debajo, al menos eso es lo que el mesero logra ver desde su perspectiva.
pero en realidad ella viste por debajo la parte inferior de un traje de baño de fibras sintéticas y amarrado con cordones a la cadera.
¿de qué color es el mar?
el mar es azul intenso, casi negro, clásico del pacífico, de la época del año y de la hora del día.
es verano y se nota por la coloración del bronceado de ambos: pómulos con un asoleado intenso, la piel de la nariz excesivamente quemada.
a juzgar por su vestimenta y estado físico, él lleva ahí quizá cinco o seis días. ella ciertamente lleva instalada en esa playa mucho más tiempo.
llevaban ya dos días sin bañarse.
se les notaba por el brillo de la piel, el cabello desordenado y las manchas en la ropa.
descansa el mesero sobre la mesa un par de coronas que en la boca tienen cada una, una raja de limón, de un verde intenso que ninguna cámara fotográfica podría replicar; un color sólo observable en la naturaleza.
a él no le gusta esa marca de cerveza, a ella le da igual.
¿quizá él tiene un poco de arena en la cuna de la oreja izquierda y ella cuenta desde su silla los granos de minerales que brillan?
si, aunque a él no le molesta la sal sobre su cuerpo, ella siente un poco de ansiedad y deseaba una ducha de agua fresca, pero con él al lado.
un plato con el esqueleto de un gran huachinango, morusas de bolillo, un platón con sal de grano y otro con salsa roja martajada, fue lo que compartieron hace a penas una hora.
se comienza a sentir el ambiente fresco, húmedo, advenedizo.
la lluvia.
típica tormenta de un verano en el pacífico.
intensa pero corta.
¿por eso él comienza a tener el pelo enrulado?
si
¿y ella moja sus pies sacandolos del borde de la palapa?
si y se encuentra los mismos granos de arena brillantes.
él la toma súbitamente del brazo y la saca de la palapa para bailar en la lluvia.
en esa union se logra apreciar la herida provocada por los tatuaje que apenas ayer se hicieron ambos en las muñecas.
se observan cuatro pies llenos de arena húmeda.
la ropa de ambos se comienza a oscurecer.
¿y la música?
en realidad no importaba, estaban lo suficientemente alejados de la palapa como para que importase y como para que el ruido de la lluvia los dejara escuchar.
la música existía sólo en sus mentes.
no se habían dirigido una sóla palabra.
¿por qué?
no hacía falta, sí se comunicaban.
¿cómo?
gestos, güiños, modos, la música en sus cabezas.
se habían conocido tan sólo hace dos días.

2 comentarios:

  1. Precioso.

    Bailar bajo la lluvia...

    Comunicarse con más que palabras...

    Uno de estos días deberíamos compilar tus cuentos.

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  2. gracias, por el momento, viven en mi imaginación y ya en la tuya, que es el objetivo.

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