miércoles, marzo 10, 2010

parásito

Sentado en la antesala del banco de sangre, espero paciente la llamada para la entrevista última antes de entrar a la habitación llena de agujas y bolsas de medio litro, dispuestas ahí para recibir mi plasma. La causa es buena, la puerta de cristal traslúcido, la leyenda 'Donadores Rechazados' es lo único que separa al dolor de la responsabilidad. Escucho mi nombre. Soy la Doctora Dychter, toma asiento, este cuestionario es privado, es para determinar la viabilidad de la donación. Un vestido tan rojo como la sangre que ahí se trafica, piernas blancas, perfectas, tacones altos, una bata en un blanco prístino cubre la belleza de sus senos del mundo exterior. Miro mi brazo hinchado por los efectos de la liga de goma, el miedo a la aguja me hace voltear la mirada al lado opuesto, mi piel se torna blanca como la de la hermosa doctora Dychter, comienzo a sentir un sudor frío que invade mi cuerpo, miro mi brazo y me encuentro un hilo de sangre que corre y gotea en el piso, me comienzo a sentir débil, siento sus labios en mi cuello, me gusta, me duele, mucho, mi vida se desvanece.

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