domingo, agosto 29, 2010

Historia de Nueva York


Se sabían afines y tenían esa sensación de ya haberse conocido.
Ella estudiaba en una escuela de arte en el sur de Manhattan.
Él llevaba vagando en esa isla casi un año.
Se encontraron por primera vez en un salón de té que él oportunamente logró recomendar; el lugar fue importante para perder ese miedo inicial, la primera vez que él la vio al rostro.
Se sentaron a beber infusiones elegantes y a mirar a la gente caminar en las calles, había llovido, el piso estaba empapado y cada acción de ambos los iba definiendo como personas; iba llenando los vacíos de expectativa que ambos tenían.
Ella sugirió una cena en su restaurante favorito. Un lugar grande y afrancesado, un bistrot con la comida del día pintada en un pizarrón que tenía el gis lloroso por haberse pasado la tarde bajo la lluvia.
Ambos pidieron el rojo de la casa.
La noche amenazó varias veces con descargar su furia en las contundentes banquetas del centro de Nueva York, sin embargo nunca logró llover del todo.
El bullicio de la ciudad por un par de horas se vio aislado, lo único que lograban escuchar era su conversación y ocasionalmente las conversaciones de las mesas vecinas.
Tomaron el tren a un lugar en Brooklyn, oscuro, de luz tenue roja, con velas de cera escurrida en las paredes; ella ordenó un cosmopolitan y una copa de un rojo argentino de Mendoza, recomendación del encargado de la barra; él pidió un par de cervezas en botella de vidrio, de edición nacional.
Se sentaron en la barra, vieron a la gente descender del elegante club justo encima del pequeño barecito, armaron historias acerca de la gente que subía y bajaba.
Él se ocupó de sus piernas, de contactar su rostro y cabello; ella se ocupó de sentir sus caricias.
Tomaron el tren de vuelta y rompiendo con todo formulismo neoyorkino, él la acompañó hasta su apartamento.
Se besaron en el pórtico del edificio.
La luna fue fiel y tímida testiga de la noche.
Ella me lo contó todo...

2 comentarios:

  1. Con ese cariño que no sabes de donde sale, cuando empieza y no sabes si algún día terminará; con ese cariño se hizo este texto.

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  2. Strangers in the night exchanging glances
    Wond'ring in the night
    What were the chances we'd be sharing love
    Before the night was through...
    (A special kiss to you)

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