lunes, abril 05, 2010

calor bochornoso

"Por favor, baja la ventana, ¿qué no vez el tráfico?" con insistencia le suplica a su novia y angustiado por que en quince minutos no se han movido un solo metro, él observa con preocupación cómo el sediento motor del automóvil reclama el uso del aire acondicionado. "No quiero llegar bañada en sudor; no me vestí y arreglé toda la mañana para que encima llegue hecha una sopa", increpa ella en lo que en su punto de vista es un pobre argumento del novio. Una hora ha pasado y no han logrado superar la esquina de Patriotismo y Rubens, si bien es cierto que en un sabado de la Ciudad de México era de esperarse que demoraran en llegar a su destino, no era normal la cantidad de autos y lo poco que se habían movido. "Tú tienes la culpa, te dije que nos fuéramos por Tlalpan, para esta hora ya habríamos llegado". "La semana pasada que fuimos a casa de tus papás nos fuimos por Tlalpan. ¿Recuerdas? ¿Qué, ya se te olvidaron las horas que hicimos en atravesar Izazaga y Chapultepec? Lo cierto es que esta clase de discusiones eran las que ocupaban la mayor parte de sus sabados, los únicos momentos que tenían para convivir, los  pasaban encerrados en el auto, acalorados, hastiados, intentando cruzar la ciudad entera en busca de un objetivo que ninguno de los dos tenía claro y siendo realistas, nunca lo tuvieron, ni lo tendrían. Lo que ninguno de los dos sabía en ese momento, es que esa discusión por el uso del dispositivo climatizador artificial del automóvil, sería la causante de su separación.

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